Como es ley de vida, el aporte y efectividad del ácido hialurónico va disminuyendo su concentración con el tiempo y nuestro organismo no es capaz de reponerlo.
La disminución del ácido hialurónico sería la culpable de la falta de hidratación de la piel, y por tanto del aspecto de la misma.
De aquella lozana apariencia a la presencia de marcas a veces muy profundas, como las conocidas popularmente como “patas de gallo” (técnicamente denominadas “arrugas perioculares”).
Otro signo reconocible e inevitable de la falta de aporte de ácido hialurónico es la disminución del volumen de zonas como la de los labios y los pómulos, entre otras.
Para remediar los efectos de esta pérdida, hay tratamientos a base de aplicación de ácido hialurónico, por medio de inyecciones. Los especialistas en la materia arguyen no haber recibido comentarios negativos sobre estas aplicaciones, a las que las consideran indoloras, entre otras cosas porque la aplicación contiene un anestésico local.
No obstante ello es de esperar que el tratamiento provoque algunos efectos secundarios como algún tipo de signos de irritación o enrojecimiento en la zona que estuvo sujeta a la aplicación del ácido hialurónico; sensibilidad en la misma zona; dureza; algo de dolor y molestias en la zona tratada y hasta la presencia de algún hematoma.
Pero como dicen que lo que cuesta vale…Allí vamos a lucir nuestra renovada juventud.
tratamiento con ácido hialurónico antes y después |
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